El arte del bien quedar significa todo aquello que hacemos para quedar bien con otra persona o grupo de personas de una manera elaborada y/o falsa. A veces lo hacemos inconscientemente, otras veces elaboramos un estrategia para hacerlo que pensamos en apenas segundos. A todos nos gusta ser el centro de atención, en menor o mayor medida. Si podemos ganarnos esa atención aunque sea unos segundos nos hace sentir bien y hace sentir bien a las personas alrededor.
A continuación voy a compartir una serie de anécdotas que me han ocurrido a lo largo de mi vida y que tienen que ver con el arte del bien quedar.
Te acompañaría a ese evento aunque nunca he demostrado el más mínimo interés por él
Un ex-compañero de trabajo era un fanático de las motos. Un año pidió días libres a la empresa para poder ir a ver la última carrera del mundial de motociclismo. Lo planeó con meses de antelación. Nos contó una tarde que esa misma semana se iba a ese evento el fin de semana. Otro compañero dijo “a mi me encantaría ir, pero este fin de semana tengo turno de trabajo y no puedo”.
Obviamente jamás se le había pasado por la cabeza ir a ese evento, y lo que dijo fue fruto del momento. Nunca había demostrado interés por el motociclismo. No había hablado con la empresa para cambiar el turno. No habia movido pieza y por supuesto si le gustara y tuviera intención de ir a ese evento hubiera hecho como el otro compañero y meses atrás lo hubiera planeado.
Cuando dices algo así buscas dos cosas:
- Quedar bien ante la persona que sí va a ir.
- Hacer creer a los demás compañeros que te interesa un tema, aunque posiblemente en tu vida hayas visto una carrera de motos y solo lo dices para demostrar lo interesante que eres.
Te echamos de menos sin apenas conocerte
Hace un tiempo dejé de pertenecer a un club de ajedrez debido a que me he mudado de vivienda y vivo en otra provincia. Un compañero de ese club le había prestado un libro. Apenas lo conocía, salvo de verlo 3-4 veces en partidas que jugábamos los domingos.
Año y medio después de prestarle el libro un día me di cuenta que todavía no me lo había devuelto. Le envié un mensaje para que me lo enviara adjuntando mi dirección actual. Y su contestación “vale te envío por correo postal el libro. Te echamos de menos”. El término echar de menos significa ‘notar la falta de alguien o algo’ o ‘tener sentimiento y pena por la falta de alguien o algo‘. A todos nos agrada que nos digan algo así pero viniendo de una persona que apenas conozco chirría un poco.
El arte de quedar bien sin resolver nada
Las llamadas a teleoperadores suelen ser también un buen ejemplo del arte del bien quedar. Muchas de las empresas que proporcionan estos servicios son subcontratadas por grandes teleoperadoras. En algunas empresas la valoración de los agentes es muy importante, tu puesto de trabajo depende de ello.
Por tanto, la persona al otro lado del teléfono tiene que hacerlo bien, sí o sí. Ella intentará resolver tu incidencia y si no es así intentará por todos los medios quedar bien ante ti y hacer algo para que tu votes bien en la encuesta.
Hace unos años estuve a punto de hacer un artículo que iba a compartir con Chema Alonso sobre el trabajo de los teleoperadores. La valoración en algunos casos se llama NPS, net promoter score. Realicé esta imagen (Figura 1) que explica como se calcula el NPS. Cada mes una de las grandes teleoperadoras de este país pedía a sus agentes un % en la encuesta NPS. Por ejemplo, un mes pedía que todos los agentes tuvieran al menos un 40% en NPS. Si tomamos 10 llamadas y 8 eran promotores y dos pasivos la fórmula sería, NPS = (8-0) / 10 = 80%. Pero si hay 8 promotores y 2 detractores entonces sería, NPS = (8-2) / 10 = 60%. Y si hay 6 promotores, 2 detractores y 2 pasivos sería, NPS = (6-2) / 10 = 40%.
pd. Si llamas a una operadora y luego te llaman para valorar la atención recibida piensa que valoras al agente. No valoras a la compañía, así que si el chico/a lo ha hecho bien por favor vota 9 o 10. Te lo agradecerán.
El gallo impertinente
Hace poco escuché la llamada a un call center y atendió una chica con acento colombiano. La verdad es que lo hizo bien y resolvió todas las dudas que se le platearon. El tema es que toda la llamada sonaba de fondo el cacareo de un gallo. Al principio pensaba que era un tono de un móvil, pero como era algo repetitivo (los gallos suelen ser muy repetitivos y cansinos) nos dimos cuenta que efectivamente era… un gallo de los de cresta en la cabeza.
Y es que posiblemente la persona que atendía la llamada era una teleoperadora que vivía en medio de la jungla colombiana o similar. La pobre chica tenía que trabajar y soportar a la vez a su amigo de la cresta todo el día. Lo cierto es que la chica lo hizo muy bien a pesar del impertinente.
El arte de te voy a decir “Si” a todo lo que me digas
En una ocasión tuve una conversación con un alemán que hablaba unas palabras en español. Yo le dije “a mi me gusta el grupo de música X” y el hombre me dice “a mi también”. Luego me di cuenta que no había entendido nada de lo que le había dicho y me hubiera contestado lo mismo a cualquier cosa. Si le hubiera dicho “A mi me gusta el cocido gallego mezclado con helado de 3 sabores” él me hubiera dicho “a mi también”.
La excusa mentirosa
Muchas veces salimos de marcha y llega un momento de la noche en la cual ya no queremos gastar más de nuestro tiempo andando de un local a otro. Es en ese momento cuando en tu cabeza se enciende una bombilla. Imaginas qué excusa puedes poner para poder escabullirte y quedar bien ante tus amigos/as. Una podría ser ‘Mañana tengo que madrugar’ – como excusa para irte a dormir. O ‘Tengo que ir a misa temprano’ – y eso que hace 20 años que no pisas una.
El arte de las frases que quieren decir lo contrario
Estamos acostumbrados a escuchar o decir frases hechas que tienen que ver con el arte del bien quedar. Suena bien cuando las decimos aunque muchas veces queremos decir justo lo contrario.
- ‘Es la primera vez que me pasa’ – te habrá pasado más de 20 veces mínimo.
- ‘Yo nunca me enfado’ – sabes que te has enfadado antes y que te vas a enfadar en el futuro.
- ‘A mi me da igual’ – si dices que algo te da igual es que realmente no es así.
- ‘Me alegro por ti’ – aunque sabes que ese puesto que competías con tu compañero/a era para ti que eres el mejor del mundo mundial.
- ‘No eres tu, soy yo’ – obviamente eres tu el culpable siempre si digo esa frase.
Tu eres mi cliente y voy a hacer todo por ti salvo lo que necesitas
Un cliente vuestro os pide un informe diario de una situación. El becario que se encarga de ese informe se va de vacaciones y nadie en la empresa se percata y deja de enviar ese informe a su cliente. El cliente llama para preguntar y vosotros tenéis que… o decir la verdad o inventaros una excusa y quedar bien. Obviamente preferís las segunda opción. Posible respuestas para quedar bien ante vuestro cliente serían:
- “Hemos tenido un fallo informático”. Es una excusa que suele funcionar, vease Por qué lo llaman fallo técnico si nunca lo es.
- “Estamos actualizando el programa de gestión de envíos (es un documento de word) para automatizar la tarea (no se puede automatizar)”.
- “Hemos cambiado de servidor la página web”.
Nunca dirías la verdad porque quedarías mal con el cliente que te paga cada mes y al que apenas prestas atención.
Y vosotros/as… ¿tenéis algun ejemplo del arte del bien quedar que querráis compartir?